miércoles, 6 de agosto de 2008

De como mi vida móvil se desmorona y arrastra a las demás...

Fíjense, que a este punto especulo con la idea siguiente: pertenezco a un makabro experimento de cierta compañía telefónica para explorar los nuevos límites de la comunicación. Y sus consecuencias sobre la socialización humana. Imagino algo así como...

Observación previa:

Hoy en día, y acotada esta observación a determinados paises, el ser humano utiliza constantemente su agenda de contactos en los teléfonos móviles para organizar su día a día.

Hipótesis:

El sujeto actual es dependiente de su agenda de teléfonos para darle sentido a su existencia (social y quizás algo más allá).

Experimento 1. Todavía en marcha y con resultados preliminares sin mediatizar.

Aleatoriamente, a un grupo de clientes les dejamos sin poder usar su terminal (esto incluye: borrado de contactos, anulación de altavoces o micrófonos). Modo A: no pueden recibir ningún tipo de llamada/sms exterior. Modo B: pueden enviar/recibir mensajes pero no llamadas. Grabamos sus conductas.

El resultado fue que el 100% de los sujetos en la modadlidad A sufrió algún tipo de ataque al sistema nervioso central y/o periférico. Mayoritariamente histerias, coreas, alucinaciones y algún desdoblado que intentó adoptar lo que él decía ser la posición fetal (sorprendentemente se parecía a un terminal móvil, vibraba y todo).

En la modalidad B la vida continuó como si nada, dentro de las primeras ventanas temporales. ¡Qué equivocados estábamos en esos días al pensar que el ser humano se re-adaptaría a su entorno! Al poco tiempo, estos sujetos se fueron limitando más a su redor y al cabo estaban confinados a su entorno familiar. Asustados, pasmados, asisten impotentes al desmoronamiento de su estructura social: desaparecen amistades, se cancelan citas por no atenderlas, desconfían de la realidad... Una pena.

Y podría seguir, pero me observo contrariado. Así es, estoy sin agenda y hoy he sudado teclas para contactar con una compañera de trabajo. Finalmente la historia ha terminado con by-pass contactil... y todo para que la chica me de largas finamente. Qué educada ha sido, como debe ser. La respeto en su decisión. Lo triste es que se ha marchado con otra compañera del laboratorio y te das cuenta de que la naturaleza es así: en época de hambre se descarta cualquier cosa que uno no se pueda llevar a la boca. Fíjense bien, que por estar emparentado también decaen mis opciones nocturnas. Pero esto es tema de debate para otra ocasión.

Ahora, si me disculpan...

p.d.: soy un outlyer de la modalidad A y B. Lo siento, no les sirvo para su experimento.

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